Se dice que una directora de orquesta es aquella persona que marca el tempo, el ritmo y la velocidad de un grupo de personas que construyen y vibran juntos otro idioma. Es la única que da la espalda al público, tal vez porque lo importante es el sonido que salen de las cuerdas, bronces y vientos, o porque ese tipo de melodía la entienden unos cuantos. O posiblemente, porque es el mejor lugar para que los instrumentos interpreten lo que quiere decir la batuta.

Para Tatiana Pérez-Hernández, es una de las profesiones más abstractas, más allá de saber de música, se debe conocer el mundo, saber de la literatura y entender la cultura. Sí… pararse ahí, en el podio, implica conocer todo, aunque cuando la mano derecha se empieza a mover, todo se esfume para ella. El hecho de que una mujer ocupe un cargo de poder, sea cual sea, aún es noticia. Más, si el cargo de la directora residente de la Orquesta Filarmónica de Medellín, lo ocupa alguien nacida entre lomas, motos y bites de un barrio popular.

Fue un 25 de marzo en la comuna 4, donde nació y creció Tatiana. Rompió el sistema, pues al igual que Pedro Nel Gómez, Gilmer Mesa y los Alcolirykoz empezó a pagar los servicios a punta de arte.

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Foto: Filarmed.

Todo inició en la Red de Escuela de Música de la ciudad en la época del colegio. El violonchelo fue su primer amor, por ello empezó a estudiarlo en el pregrado de la Universidad de Antioquia. Sin embargo, las partituras abren puertas y en una oportunidad fue la Universidad EAFIT quien la recibió para hacer realidad su sueño de estudiar becada, al igual que la maestría en dirección de orquesta.

Allí permaneció por un tiempo, hasta que la vida, en una de sus tantas jugarretas, la puso como directora de Filarmed, espacio donde ha optado por la democratización del conocimiento y la música.

Igualmente, ha dirigido la Orquesta Sinfónica EAFIT, la Orquesta Iberacademy, ensamble de la Orquesta Simón Bolívar de Venezuela y la Orquesta Metropolitana del Eje Oeste.

Música para todos y en todos los rincones

Para muchas personas, la música clásica puede parecer aburrida, lejana y elitista, así que, atendiendo a esto, Filarmed, junto a Tatiana, han idealizado espacios para acercarse a distintos públicos con ritmos innovadores, como fue Filartrónica, combinando la música de cámara con sonidos del trance, dance, techno y chill out. O el concierto DIVAS Sinfónico, homenaje a las más importantes voces femeninas del pop, el soul, el góspel y la música sinfónica, con la interpretación de cantantes de la Coral Jeremy Winston de Estados Unidos.

Del mismo modo, el montaje del Gato con Botas, el bus Filarmed que recorre distintas comunas de la ciudad, además de la apropiación de espacios como el Metro de Medellín, el Museo de Arte Moderno y demás, son muestras de la masificación y la búsqueda de nuevos públicos.

«Cuando mis amigos van a ver un concierto y no saben de música clásica, yo les digo que intenten identificar qué instrumento está sonando, para que ellos sientan esa interacción y se puedan adecuar un poquito a este espacio».

Salud por más mujeres en roles de poder

Frente a la pregunta de si ser mujer ha hecho las cosas más difíciles en su profesión, la respuesta es sí: «en este momento, cuando estoy en un rol de poder, no tanto, pero claro que he sufrido episodios incómodos por serlo», sentenció.

Tatiana Pérez, se suma a la lista de Cecilia Espinosa, Ana María Patiño, María Camila Barbosa y Lina González-Granados como el presente de la dirección de orquesta en Colombia. Y aunque sueña con salir a residir en otro país, quizás estudiar, hoy puede contar la historia de ser profeta en su tierra, pues como dirían por ahí, ella puso «al mundo a cabecear desde el barrio».

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