Daniela Caracas, jugadora colombiana y del Espanyol, fue violentada por Mapi León en el clásico ante Barcelona en la Liga Femenina de Fútbol de España, partido disputado el pasado fin de semana.
La jugadora azulgrana tocó las partes íntimas de su contrincante en la disputa de un tiro de esquina.
El Espanyol emitió un comunicado oficial, expresando el apoyo a la futbolista Daniela, quien, en los últimos días, aseguró el club, también ha sido blanco de críticas en redes sociales:
«Desde el RCD Espanyol defendemos a nuestra jugadora y condenamos cualquier acto que atente contra la integridad de las futbolistas en el campo. Creemos firmemente en el respeto y la deportividad como valores fundamentales del fútbol (…)».
Lo preocupante de esta situación, más que el hecho en sí, que es inaceptable, es que una vez más, los discursos violentos se toman el fútbol y se siguen propagando desde los protagonistas, que nuevamente, no aceptan estas conductas, sino que las justifican.
Estas fueron las declaraciones de Mapi León, la jugadora del Barcelona:
«No hay ningún tocamiento de zona íntima ni mucho menos intención de ello, insisto, es un simple lance del juego que no merece la difusión ni la importancia que está adquiriendo la noticia».
¿De verdad esta es la respuesta de un club de fútbol y de la jugadora? El vídeo es muy claro. No hay razones para justificarla, y mucho menos defenderla.
Posiblemente esto es lo más paradójico… que las comunicaciones de los equipos de fútbol se presten también para difundir un mensaje que no admite responsabilidades y que, al contrario, defiende una narrativa violenta.
No es la primera vez que pasan este tipo de cosas en el fútbol español. El caso de Jennifer Hermoso y Luis Rubiales le ha dado la vuelta al mundo… y el expresidente de la Real Federación Española de Fútbol insiste que fue un beso consentido. (La finalización del juicio es esta semana).
¿Qué más tendremos que escuchar y ver para entender que el acoso, el abuso y la violencia se deben condenar en cualquier contexto?
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