Una vez un compañero de trabajo me dijo que no entendía por qué John Poulos había metido en una maleta el cuerpo sin vida de Valentina Trespalacios, si había distintas maneras de matar sin ser tan llamativo u obvio…

Sus palabras me dejaron incómoda, pensativa y con mucha rabia, pues me parecía increíble que no criticara el homicidio como tal, sino su ejecución, lo que me dejó claro que la violencia de género está tan arraigada y normalizada que los feminicidas no son enfermos excepcionales, por el contrario, habitan en nuestros espacios, son conocidos e interactuamos con ellos, lo que hace que no estemos seguras casi que en ningún sitio.

«A cada minuto, de cada semana
Nos roban amigas, nos matan hermanas»

Así lo demuestran las cifras: 525 mujeres fueron asesinadas durante el 2023, sí, leyó bien, a 525 personas las asesinaron por ser mujeres en Colombia, esto de acuerdo con el Reporte Dinámico de Feminicidios.

En el 2024, por lo menos a 21 mujeres les arrebataron la vida en el mes de enero, siendo Bogotá, Antioquia, Norte de Santander, Cundinamarca y Casanare los territorios con más casos.

«Que resuene fuerte: ¡Nos queremos vivas!
¡Que caiga con fuerza el feminicida!»

Quienes no sufren la violencia basada en género, podrían hablar de exageración o lugar común de un tema como este. Sin embargo, pese a los avances en la implementación de derechos y acciones afirmativas, a las mujeres nos siguen matando y desde esta plataforma contribuiremos a un lugar seguro para las niñas, mujeres cis o transgénero y a cualquier manifestación femenina que sea vulnerada en su derecho.

Por esta razón y muchas más, desde la Revolución Industrial, en el marco del Día Internacional de la Mujer, hay movimientos alrededor del mundo que salen a las calles por múltiples razones… lucha internacional por los derechos sexuales y reproductivos, igualdad de género, en memoria de aquellas que ya no están, entre otras razones que motivan a movilizarse…

«Soy la niña que subiste por la fuerza
Soy la madre que ahora llora por sus muertas»

Hagamos eco, para que realmente no sea… Ni una más.

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