En su más reciente anuncio Hibatullah Akhundzada, Líder Supremo talibán, exigió a las mujeres afganas cubrir el rostro en lugares públicos y salir de sus casas solo en casos de extrema urgencia. Limitación severa que restringe, nuevamente, los derechos de las mujeres niñas y adolescentes, que serán obligadas a llevar un velo en sus rostros después de 20 años.
Incumpliendo sus palabras, los talibanes vuelven a vulnerar los derechos y las libertades de las mujeres afganas al obligarlas a cubrir todo su cuerpo y a salir de sus casas solo cuando sea necesario. El decreto fue impuesto por el Ministerio para la Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio, organismo de las autoridades del Emirato Islámico de Afganistán, con el argumento de seguir la ley islámica.
Y aunque el decreto no habla del burka, las características que se mencionan es claramente una alusión a este traje que se usó durante el primer régimen talibán, pues expresa que la prenda debe ser de color negro, no permite que se adivine la figura del cuerpo femenino, y como se mencionó anteriormente, deberá cubrir todo el rostro.
Cabe decir que la mujer que se resista a este misógino mandato, puede ir a la cárcel u obligar a que sus familiares o cuidador, sea quienes pague las consecuencias, extendiendo no solamente el dominio de sus cuerpos a decisiones públicas y sin autonomía, sino también, a la violencia psicológica con la amenaza hacia seres queridos.
Esta no es la única medida restrictiva que cargan a cuestas las mujeres afganas, pues desde septiembre del 2021, los talibanes prohibieron a las niñas volver a clase, así como a las mujeres maestras ir a su trabajo, así como trasladarse en trayectos largos sin la compañía de un hombre, desdibujando nuevamente la línea entre religión y derechos humanos.
Y mientras el mundo retrocede siglos… ¿Quién defiende a las mujeres?