Este domingo 2 de julio, alrededor de 100 mil personas recorrieron las calles de Medellín con orgullo y libertad para exigir la vida y los derechos de la población LGTBIQ+. La fiesta que se extendió por casi cinco kilómetros, entre el INEM y la Alpujarra, inició desde las 2:00 p. m. y terminó aproximadamente a las 11:00 p. m. con una tarima ubicada en el Parque de las Luces.

Las razones pueden ser muchas, tal vez sea algo generacional, Tik Tok, quizás sea la fiesta colectiva o las narrativas de un nuevo gobierno que predica el cambio, pero independientemente de esos motivos, la marcha por los derechos de la comunidad LGTBIQ+ en Medellín fue multitudinaria y significativa, para una ciudad donde ser diferente era un alto riesgo para la salud. Bueno, aún, si recordamos los homicidios de hombres gais ocurridos en el último año y de los cuales no hay claridad judicial.

El punto es que en medio del montón de estigmatizaciones y vejámenes que sufren las personas trans y demás seres que se identifican con alguna de las letras del arcoíris, fue bonito incomodar la normalidad de la ciudad en espacios públicos como el Metro, que, por cierto, olvidó la manifestación o sencillamente la obviaron, porque su operación fue la de un domingo habitual, pero con los usuarios de una hora pico de un día en semana.

«Medellín con M de marica»

Una de las drags de la carroza de Chiquita, bar diverso de Medellín, expresó con júbilo estas palabras.

Fue bonito ver como señores en sus carros hacían mala cara por el tráfico, mientras en pleno corazón de la Bella Villa, las reinas del drag andaban en carrozas y recorrían esas calles que antes le eran prohibidas.

Sin embargo, el color empieza a desvanecerse cuando se leen las cifras: 145 personas diversas asesinadas en el 2022, 2500 violentadas desde 1993 en Colombia, en el registro de Colombia Diversa. La discriminación es tanta que solo hasta el 2007 se empezó a contabilizar los asesinatos de la comunidad.

Medellín no es la misma, el color llegó a las montañas y las exigencias están listas para ser luchadas, como la Ley Integral Trans que será radicada el 20 de julio y busca defender, entre otras cosas, la garantía a los derechos de salud, de educación y trabajo, entre otras.

Las maricas votamos y hacemos política, más que esos que consiguen una carroza y se meten en una fiesta que no es suya. O aquellos que ponen vallas y exhiben su ignorancia con discriminación.

Por eso, en este año de elecciones locales, no se les olvide que las calles se llenaron de libertad, así que, posibles tomadores de decisiones, infórmense sobre lo que pasa en materia de derechos LGTBIQ+, porque en la calle se habló y Medellín dejó de ser morronga.

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